El éxito para manifestar una idea

El éxito para manifestar una idea

La palabra éxito proviene del latin exit y significa dar salida a algo. Tener éxito es desarrollar la capacidad de dar salida o manifestar una idea,

Una idea es materia en estado potencial. En otras palabras es la energía detrás de la materia. Adicionalmente, si la idea es virtuosa y cumple con el propósito de la creación, el éxito perdurará en el tiempo. Es decir, que toda la materia que perdura en el tiempo, mantiene viva la idea en ella.

Piensa en un área de tu vida en la que hayas tenido éxito. No necesariamente tiene que ser en el trabajo o en los negocios. Puede ser en una relación de pareja o en la curación de alguna enfermedad. Detrás de la manifestación de la forma que tomó esa relación o esa enfermedad, existía una idea positiva o como yo le llamo “una idea de luz”. Una idea de luz aporta más vida a la creación.

Por ejemplo, si la relación de pareja ha sido exitosa es porque la idea que la movió era de amor o de unión. En el caso de la enfermedad que se curó, la idea detrás sería la salud o la armonía. Para que algo pueda ser trascendido y exista crecimiento debe estar sustentado en una idea.

Ahora observa como esa idea luminosa que tenías realmente no la inventaste tú. Nuestra mente puede pensar pero no crear nuevas ideas. Las ideas se reciben de la fuente de luz.

¿Por qué crees que cuando a alguien se le ocurre una idea se refleja en una bombilla que se enciende?

Metafísicamente ocurre igual. Nuestro cerebro vendría a ser la bombilla. Pero sabemos que la bombilla no crea la luz. La bombilla debe recibir la electricidad del generador para que ilumine. Si yo corto el cable que alimenta la bombilla jamás voy a iluminarme con esa bombilla. Con las ideas ocurre igual.

Para poder recibirlas debo convertirme en un canal receptor.

El éxito reside en convertirte en un canal manifestador de abundancia en tu vida. Ahora debes preguntarte, ¿Qué estoy haciendo en mi día a día para manifestar dicha abundancia?

Como ya vimos, para crear algo nuevo en nuestra vida la clave reside en dar, en aportar valor a los demás y no estar focalizado únicamente en recibir.

“el ser humano recibe la luz de la fuente del creador y la trasmite en su mundo de creación”. Somos trasmisores de luz, así de simple.

Ante mi interpelación a dar, mucha gente responde que para dar antes tienen que poder recibir. Es decir, no puedo dar aquello que no tengo, y esto es de algún modo cierto. El error que están cometiendo estas personas simplemente reside en recibir desde su ego y no desde el vacío que crea la vasija para poder recibir la luz infinita.

Después de todo, sólo existen dos posiciones básicas desde las cuales habitar en nuestra existencia, desde el ego o desde el ser.

Cualquier idea la podemos recibir de dos lugares diferentes: desde la fuente de emanación, que en cabala se denomina el mundo de Atzilut, o desde la suma del colectivo (es decir, de los paradigmas que dominan nuestra sociedad). Sólo cuando nos conectamos al mundo de Atzilut, estamos realmente recibiendo ideas con el potencial de crear algo nuevo en nuestras vidas. Los paradigmas sólo nos proveen de ideas que se repiten para mantener las estructuras de pensamiento en las que se basan.

Los cabalistas utilizan la metáfora de la cópula continua entre el mundo de Atzilut o mundo de las ideas con el mundo de Asiá o mundo de la materia. Para que exista creación de algo nuevo debe unirse un contenido masculino con una forma femenina. El mundo de las ideas representa el contenido y el mundo de la materia representa la forma. Siguiendo con la metáfora de generación sexual, lo único que excita a Aztilut es el amor al prójimo. El universo material proveerá de forma a toda idea que pueda agregar valor y aportar más abundancia.

Cuando la idea proviene de Atzilut lo único que lo separa de su manifestación física es el tiempo. La variable que puede acelerar el tiempo en el que una idea se manifiesta es la intensidad de su deseo. El deseo es el combustible de la creación. El deseo es la fuerza que atrae una forma al contenido que se proyecta en la mente. El deseo proviene de otra dimensión o mundo que es el mundo de las emociones o mundo de Ietzirá. El deseo proviene de un cúmulo de emociones presentes en nuestro interior. El deseo de conexión o deseo sexual es el más potente de todos y por ello permite la mayor creación de todas que es la creación de otro ser humano.

Como hemos visto el deseo y la abundancia están íntimamente relacionados. Ahora realizaremos un pequeño resumen de lo visto hasta aquí. Para manifestar una idea primero necesito recibirla del mundo de Atzilut. Posteriormente, la intensidad de mi deseo por esa idea me lleva a atraer una forma afín a ese contenido. Al unirse con dicha forma, la idea cobra vida y se manifiesta en el mundo de la materia.

Ahora realiza el siguiente ejercicio para llevar el siguiente registro en tu cuaderno de trabajo:

Cada vez que se te ocurra una idea nueva que aporte algo a tu realidad cotidiana debes anotarla. Y con cada idea que anotes debes responder a las siguientes preguntas para registrarlas en tu libreta.

1)Función que cumple la idea: ¿Soluciona un problema presente en tu vida o la de otros, ¿cubre una necesidad? o simplemente ¿Qué valor aporta al universo?.

2) Intensidad de tu deseo: aquí debes anotar que tan intenso es el deseo que te lleva a manifesta la idea. Un buen medidor de tu deseo es el siguiente. ¿Qué estás dispuesto a hacer para manifestar dicha idea? o ¿Cuantas veces se presenta la idea en tu mente sin que tu la traigas voluntariamente?

3) Probable forma que puede atraer: aquí simplemente debes dejarte guiar por la imaginación. ¿Qué posible forma física puede tomar tu idea? Aunque puede que actualmente no exista la forma manifestada, el universo te proveerá de los recursos necesarios si la idea realmente aporta valor y el deseo por manifestarla tiene la suficiente intensidad.

En el punto tres es dónde fallan la mayoría de las personas, debido a la programación materialista de escasez de nuestra cultura. Una persona puede recibir una brillante idea y tener un gran deseo para manifestarla pero si encuentra que no tiene los recursos materiales para llevarla a cabo muy probablemente interrumpirá el proceso y dejará de alimentar su deseo inicial. Sin deseo no hay combustible para que el contenido pueda atraer la forma necesaria. El gran enemigo de la mente creadora es pues la mente competitiva. La mente competitiva cree que debe luchar con otras mentes para acceder a los recursos materiales que considera escasos. Por ello solo puede repetir lo que ya existe y pierde la facultad divina de crear algo nuevo en su realidad.

La mente creadora sabe que tiene acceso a recursos ilimitados para manifestar las ideas que recibe de la fuente de emanación”

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