23 Abr Las 6 heridas del dinero y sus 8 compulsiones
El dinero en nuestra sociedad cumple una función muy importante como medio de comunicación de valor y acaba condicionando nuestras interacciones sociales y la posición que ocupamos dentro de la estructura de la sociedad.
En la medida en que las personas no tienen afianzado un proyecto vital de sentido, o no están orientadas hacia la trascendencia, quedan a merced de los condicionamientos sociales que el sistema cultural les impone. Entonces el dinero adquiere una importancia excesiva en sus vidas, puesto que deja de ser un medio para expresar valor y se convierte en un fín en sí mismo.
Muchas personas utilizan el dinero como sustituto de un proyecto de vida con sentido, para suplir carencias emocionales, sentir poder y control o simplemente para alcanzar una determinada posición social. De esta forma, el uso del dinero pasa a convertirse en algo compulsivo (es decir, no reflexivo).
Lo que caracteriza a toda compulsión es que siempre está motivada por una herida emocional o carencia básica que empuja a la persona a gastar su energía para evitar exponerse a dicha herida o para llenar un vacío. Pero al tratarse de un vacío interno, la solución nunca puede hallarse en algo material externo, por lo que la persona se cae en un bucle de vacío e insatisfacción permanentes que caracteriza a todo acto compulsivo.
Las heridas emocionales se crean en nuestra infancia, que es nuestro período de mayor vulnerabilidad cuando el niño depende totalmente de sus padres y alguna de sus necesidades emocionales no se encuentra satisfecha.
La posición que ocupe el niño respecto a sus padres, es la posición que después condicionará nuestra relación compulsiva con el dinero
Si la estrategia compulsiva que realiza el niño para compensar esa primera carencia básica es efectiva (si alcanza su objetivo), ésta será reforzada y tenderá a repetirse en el futuro. Con el tiempo, el individuo se identificará tanto con esta estrategia vincular, que llegará a creer que forma parte de sí mismo.
Todos podemos tener varias heridas emocionales que condicionen nuestra relación con el dinero pero siempre habrá alguna principal para nosotros.
¿Quieres conocer tu herida del dinero y su compulsión arquetípica?
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1. Heridas de rechazo
Se puede activar desde la concepción hasta los primeros año de vida, en condiciones en las que el niño carece del tipo de afecto deseado y se siente rechazado por sus padres. Esta herida se ve con frecuencia en hijos no deseados. También suele darse esta herida cuando existe un rechazo hacia las necesidades básicas del niño. Por ejemplo en bebés que no han podido tomar leche materna o que han visto restringida su necesidad de contacto corporal por pautas de crianza irrespetuosas con sus necesidades. También cuando ha existido un rechazo hacia el control de esfínteres y el niño asocia su placer corporal con algo negativo.
Aquel que se identifica con la herida del rechazo mantendrá la creencia profunda de que no merece disfrutar de las cosas materiales. Al no haber recibido de bebé la nutrición emocional necesaria, percibirá la escasez en su entorno y sentirá que debe restringirse en su placer corporal. Como el dinero es una fuente para obtener gratificación y satisfacción material, la persona identificada con esta herida puede tomar dos compulsiones diferentes hacia el dinero:
El tacaño: Suelen haber tenido padres muy austeros con el dinero o muy restrictivos con el placer y las necesidades corporales.Tratará de acumular todo el dinero que pueda y restringirá al máximo su uso convirtiéndose en el clásico tacaño (como el tío jilito). Desde su creencia “al acumular dinero evitaré ser de nuevo rechazado”, perciben el mundo y a los demás como amenazas para su seguridad y estabilidad. Huyen de volver a sentir sus necesidades básicas frustradas y por ello acumulan sin cesar. El problema es que en su compulsión por acumular, nunca llegan a disfrutar del dinero que poseen. Éstas son las clásicas personas que al morir dejan una buena fortuna que nunca disfrutaron en vida y que luego sus hijos suelen dilapidar en poco tiempo. Suelen buscar empleos seguros y estables como funcionarios del gobierno o contables. Pondrán su dinero a salvo en depósitos bancarios, cajas fuertes o planes con nula rentabilidad pero con todas las garantías.
El idealista: Suele venir de padres que tienen bastante dinero y como niños se rebelaron o se posicionaron en contra de sus padres. Al recibir la herida del rechazo, la compulsión que realiza este arquetipo es la de huir del mundo material. Su creencia suele ser la de “En el mundo de las ideas nunca me sentiré rechazado”. Su carácter suele ser intelectual, de desapego a lo material para poder huir con facilidad al mundo de las ideas. Suele considerar el dinero como algo sucio o poco elevado de lo cual no merece la pena ocuparse. Suelen buscar profesiones intelectuales o artísticas como profesores, escritores o músicos. Para ellos lo importante es la búsqueda de un ideal superior. No suelen saber nada sobre inversiones.
2. Heridas de abandono
En el caso del abandono, suele tratarse de niños que deben madurar antes de estar preparados por ausencia de algún progenitor para encargarse de sí mismos y de sus hermanos menores. Es muy común en madres solteras o que sufrieron el abandono de la figura paterna y el hijo mayor tuvo que ponerse a trabajar pronto para ayudar a la madre a sustentar a toda la familia.
El mecenas: La compulsión hacia el dinero más frecuente en esta herida será la del arquetipo del protector o del mecenas. Este arquetipo utiliza el dinero como medio par asegurarse que “nunca más nadie me va a abandonar en la vida”. Generan vínculos de dependencia con los demás a través del dinero. Se convertirán en adultos hiper responsables que trabajan muy duro para sustentar a toda la familia. Le prestarán dinero a sus amigos y crearán una horda de zánganos que viven a su costa. El protector suele ocupar posiciones de alto cargo en las instituciones y empresas debido a su alta fiabilidad y a su sentido duro de la responsabilidad. Suelen ponerse en último lugar y nunca llegan a disfrutar del todo del dinero que poseen. Suelen tener muchos conflictos relacionales por la dependencia que generan en los demás y sentirán que las personas siempre acaban por decepcionarles y que nunca terminan por agradecer los grandes esfuerzos que ellos hacen por los demás. Su perfil de inversión es seguro y sin riesgos, puesto que deben disponer siempre de liquidez para poder dárselo o prestárselo a algún necesitado.
3.Heridas de dependencia
Esta herida suele crearse con padres que desonfían de las capacidades de sus hijos y los mantienen en una burbuja de dependencia por demasiado tiempo. Suelen restringir la exploración y las experiencias de sus hijos durante la infancia. Suelen ser padres que sienten grandes temores de que sus hijos se enfermen o les pase algo y suelen mantenerlos dependientes de ellos. Las creencias que suele generar esta herida son del tipo: “no me valgo por mí mismo. Necesito que alguien me ayude”
El inocente: La compulsión más frecuente con el dinero será la de confiárselo a una figura protectora. Ésta puede ser un padre, un jefe o una pareja. El inocente se desentenderá de los asuntos de dinero. Suelen tener la percepción de que la riqueza siempre está presente en alguien diferente a sí mismo. Desarrollan una baja autoestima y se dedican a adaptarse a las condiciones que desde afuera les imponen. Suelen ocupar trabajos poco cualificados o que requieren de baja creatividad. Son los primeros en caer en estafas piramidales por su inocencia y confianza en las figuras de autoridad
4.Heridas de sumisión o humillación
Suelen ser padres muy autoritarios que utilizan la violencia o la fuerza como forma de control hacia sus hijos. Padres que necesitan siempre situarse por encima y para ello critican e incluso llegan a humillar a sus propios hijos. Confunden el respeto con el temor.
El conquistador. Este arquetipo utiliza el dinero como medio para conquistar poder. Creen que “si alcanzo el máximo poder que pueda nunca tendré que volver a someterme a nadie”. También pueden ser movidos por el afán de superar a la figura de autoridad y demostrarles que ellos son superiores. Suelen buscar profesiones que les otorguen un alto estatus y autoridad como políticos, médicos, abogados o empresarios de industrias importantes. Su sed de poder no tiene límites porque siempre se sienten amenazados por alguien y deben de utilizar su poder e influencia para poner a los demás en su sitio. Disfrutar del dinero es algo secundario, a ellos les gusta demostrar lo que valen. Su perfil de inversión suele ser de bienes raízes y de metales preciosos, activos que demuestren su alto poder y estatus.
La diva: La diva suele ser tracionalmente una mujer pero también puede serlo un hombre. Se trata de una persona que conquista el dinero a través de su seducción o de sus encantos personales. Para ellos el dinero también es un símbolo de estatus y poder. Pero en lugar de ganarlo, suelen buscar una pareja que les financie. Creen que “si me acerco a una persona rica nunca más en la vida sufriré de ninguna humillación”. Para ellos alcanzar el éxito equivale a no tener que verse nunca más sometidos a nadie. Les encanta comprar y hacer ostentación de su riqueza. Invertirán en joyas, ropa de marca, coches de alta gama y símbolos de estatus.
5.Heridas de traición
La herida de traición suele activarse en el niño por desconfianza hacia sus padres. El niño ve a sus padres como amigos y no siente que sean modelos a seguir. El niño se queda sin referentes y suele tomarcualquier referente directamente de la televisión o de la cultura que lo envuelve. Es una herida muy común de los jóvenes en los tiempos actuales, dónde los padres no tienen un sistema de valores claro o no ejercen activamente una educación firme hacia sus hijos.
El hedonista. La compulsión que desarrollará alguien con este tipo de herida será la de utilizar el dinero para evadirse. A falta de un proyecto de vida a largo plazo, utilizará el dinero para satisfacer necesidades superfluas y consumir de manera impulsiva. Su creencia será “El dinero satisface el vacío interior que siento”. Son personas con grandes dificultades para ahorrar que suelen endeudarse y se gastan hoy el sueldo de mañana. No suelen disponer de suficiente dinero para invertir y tampoco valoran las inversiones largo plazo.
6.Heridas de injusticia
La herida de injusticia suele proceder de padres que se saltan explícitamente las normas sociales o que se contradicen y trasmiten a sus hijos la idea de que hay que saltarse las normas. El niño aprende a no respetar las normas en casa y cree que al final el que se sale con la suya es el más vivo o el más astuto. Suelen haber recibido una visión muy pobre y negativa sobre el mundo y sobre las personas en general.
El tramposo. La compulsión con el dinero que genera este tipo de herida es la del tramposo o espabilado. Estas personas se situarán muchas veces en actividades al margen de la ley. Creen que en un mundo injusto hay que hacer trampas para ganar. Estarán siempre ideando planes para sacar beneficios invirtiendo el menor esfuerzo posible. Buscan atajos en el camino y no les gusta los caminos señalizados. Caen fácilmente en adicciones de todo tipo y pueden ganar y perder grandes cantidades de dinero en cortos períodos de tiempo. Se sienten cómodos en inversiones de alto riesgo.
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