Y Tu, ¿En qué mito habitas?

Y Tu, ¿En qué mito habitas?

Si yo te cuento tu historia, eres de la historia que te cuento y eso te deja ausente de tu futuro, que es la historia por significar. Al llegar a la Tierra,  te robaron la capacidad de dar significado a tu experiencia, pues viste que todo ya había sido nombrado. Entonces te limitaste a habitar un cuerpo que usabas para distraerse de lo que realmente habías venido a llevarte. Al no significar nada, te ves insignificante y huyes de ti mismo.

El ser humano tiene la capacidad de enfrentar cualquier tipo de problema si se formula las preguntas correctas.

¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos?

Los humanos nacemos desprovistos del aparato instintivo necesario para obrar adecuadamente en el medio, aparato que, en cambio, posee el animal. Pero nuestra debilidad biológica instintiva es la condición que permite el desarrollo de la cultura humana y se compensa con la mayor plasticidad neuronal de todo el reino animal. Esto hace que el aprendizaje y la cultura sean los verdaderos modeladores de la conducta humana y no los instintos biológicos.

La historia de la humanidad puede caracterizarse como un proceso creciente de individualización y de liberación desde lo instintivo a lo cultural.

La humanidad es un proyecto a realizarse: nacer animal y hacerse humano. Ir de la supervivencia a la existencia.

Los mitos otorgan sentido a nuestra existencia. Sin un horizonte de sentido quedamos atrapados en el bucle de nuestra propia programación instintiva. Pues a diferencia del resto de animales, nacemos incompletos para hacernos a nosotros mismos.

Si uno no sabe de dónde viene, desconoce a dónde va y trascender  el pasado no significa ignorar nuestros orígenes. La amnesia de nuestro origen nos condena a repetir una y otra vez la misma historia por sostener el mismo sistema de creencias, es decir el mismo mito fundacional. Aquellos que te contaron tu historia fueron los mismos que diseñaron tu futuro.

En mi experiencia clínica me dí cuenta de que la raíz de cada enfermedad, cada depresión y cada problema de un individuo se encuentra un mito, un mito olvidado que está en la base de todo, de la religión desde luego, pero también de la sociedad. Independientemente de que seamos, cristianos, budistas o ateos, desde el instante en que vivimos en Occidente somos influenciados por el mito que ha impregnado al mundo occidental: el mito fundacional judeocristiano que está en la base de nuestra vida social, económica, política, intelectual, sexual y espiritual.

El mito funciona como un espejo mágico que al penetrar en su misterio nos devuelve nuestra propia imagen interior reflejada.

¿Con qué imagen interior deseas encontrarte?

La imagen más perfecta a la que podemos aspirar es a la imagen del todo. Es decir, la imagen de Dios. Pero el paradigma religioso se apropió de dicha imagen y puso a sus sacerdotes como intermediarios. La espiritualidad del ser humano quedó desde entonces profundamente herida.

Te invito a adentrarte en un viaje de autoexploración para descubrir como ese mito sigue vivo en nosotros y es la raíz de gran parte del sufrimiento y la falta de libertad que nos sucede en nuestras vidas

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